Los aditivos alimentarios, especialmente los colorantes, siempre nos hacen parecer que el producto que lo contiene es más atractivo, sabe mejor e inclusive es de mayor calidad.
Ésto es sabiamente aprovechado por los vendedores de productos alimenticios, pues detrás de sus campañas publicitarias cuentan con toda una asesoría que les permite apuntar hacia uno de los sentidos que más privilegiamos los seres humanos: la vista. Por lo tanto, la comida al igual que una parte importante del total de la información que a diario procesamos en nuestros cerebros, entra por la vista. Este hecho es aún más predominantes en la población infantil, en que los colores tienen gran poder poder de atracción y de “apetecibilidad”.
En este artículo, continuo con la serie de colorantes artificiales o sintéticos, a fin de cocientizar al público lector sobre la importancia de elegir con real conocimiento y conciencia. Además, evaluar los costos versus los beneficios que determinadas decisiones conllevan en nuestras vidas.
Qué es el Amarillo de Quinoleína
Es un colorante sintético no azoico (los derivados del petróleo), que consiste en la mezcla de varias sustancias químicas similares entre sí, como sales de sodio mezcladas con sales disulfonadas (con azufre).
Cómo se obtiene la quinoleína
Se obtiene artificialmente, como un derivado del indano, un compuesto que es común en el alquitrán de hulla. El cual proviene del calentamiento de un tipo de roca negra llamada carbón bituminoso.
Características de la quinoleína
Este aditivo alimentario presenta un color de amarillento a verde, siendo habitualmente empleado para dar un tono verdoso. Dentro de sus características químicas es que es muy soluble al agua y bastante estable frente a la luz y el calor. Aunque, sufre una ligera inestabilidad al ser expuesto a pH alcalinos (mayores a 7). Se se utiliza especialmente en alimentos cuyo pH es bien neutro o ácido, como es el caso de los refrescos cítricos.
¿Para qué sirve?
Este aditivo alimentario se usa en:
- Refrescos con sabor a cítricos.
- Bebidas alcohólicas y no alcohólicas.
- Licores.
- Conservas vegetales.
- Algunos productos cárnicos y pescados ahumados.
- Productos de repostería como pasteles, botanas y repostería en base a chocolate.
- Golosinas como, dulces en base a azúcar, postres y helados.
- En algunos medicamentos.
- Panadería.
- Salsas y condimentos.
- Bebidas deportivas.
Otros nombres
Es conocido por las siglas E 104, en nomenclatura de la Unión Europea (UE), también recibe los siguientes nombres. Tales como:
Quinolina, quinolín, amarillo ácido 3, alimentario n13, Japan yellow 203, food yelow 13, D&C yeloww 10, quioline yellow coloring dye, quinidine yellow KT, acid yellow 3, lemon yellow KT, lemon yellow ZN 3, Cl 47005, chinolingelb.
Cómo afecta al organismo el E-104
En cuanto a su absorción e interacción química en el organismo humano, es un producto que se absorbe poco en el aparato digestivo, eliminándose gran parte a través de las heces. Pero se sospecha que ese pequeño porcentaje absorbido es suficiente para ocasionar los efectos secundarios a los que se ha vinculado su uso.
Riesgos y efectos secundarios
Aún en dosis pequeñas, es un posible agente causal de hiperactividad en niños. Por lo tanto, a partir del año 2009, en Europa es obligatorio detallar en el etiquetado el siguiente aviso precautorio: “Puede tener efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños”.
En dosis grandes, es un liberador de histamina (sustancia que seproduce en casos de alergia), produciendo picazón. Además, es común que aumente los síntomas de asma, produzca o exacerbe el eczema (también llamada dermatitis atópica), urticaria e insomnio, especialmente en personas predispuestas.
Causa los síntomas de alergia en personas que son alérgicas al ácido acetilsalicílico (Aspirina). Consumirlo después de la ingesta de Aspirina, o después de incorporar alimentos que contienen sustancias que forman parte de este medicamento, como el ácido acético (ciruelas desecadas, pasas de uva, curry en polvo, eneldo, menta, pimentón y orégano), pueden ocasionar reacciones alérgicas como urticaria, disnea (alteración en el ritmo respiratorio), estornudos y/o picazón. Esta reacción ocurre en aproximadamente 1 de cada 300 personas expuestas.
Si bien no ha sido demostrado en humanos, se sospecha que el consumo a largo plazo del E-104 podría ser cancerígeno. Se ha visto que puede tener efectos genotóxicos. Esto quiere decir que, tiene la capacidad de inducir modificaciones en la estructura del material genético (ADN) de un organismo vivo, como es el caso de estudios efectuados en ratas, donde puede tener efectos cancerígenos.
Debido a estos cuadros y sospechas graves, el E-104 ha sido prohibido en E.E.U.U. (sólo autorizado en laboratorios farmacéuticos como colorante en algunos medicamentos), Canadá y Japón.
Un estudio encargado por el Reino Unido, demostró que una mezcla de colorantes alimentarios (incluyendo el E 104), en combinación con algunos conservantes, puede aumentar los síntomas de hiperactividad y disminuir el cociente intelectual en los niños. Pero no está claro qué componente de la mezcla puede ser el responsable directo de este efecto o si es por un efecto sinérgico (sumatorio).
Es por esto, que este aditivo es uno de los colorantes que el Grupo de Apoyo de Niños Hiperactivos de ese país sugeriría para suprmir de la dieta de los niños, especialmente aquellos que padecen de este trastorno.
Nivel de toxicidad de la quinoleína: Alta.
A considerar
Uno de los tantos problemas de los aditivos alimentarios es que nos hemos habituado a ellos. Son tan comunes en todos los productos que ingerimos, que si los sumamos todos, pasan a constituir una cantidad nada despreciable.
Muchos de ellos se eliminan fácilmente por las vías habituales del cuerpo, en cambio, otros se acumulan en nuestros tejidos de reserva como en las células adiposas. O bien, en los órganos detoxificadores por excelencia, como son los riñones e hígado, entre otros. Desde ese reservorio estratégico, van minando nuestra salud manera paulatina, hasta que en un largo plazo, la pueden llegar a perjudicar seriamente.
Es para ponerse a pensar tan solo un poco: nunca como ahora se han detectado tantas enfermedades crónicas, degenerativas y graves, cada vez en gente más joven.
No culpo totalmente por ésto a la alimentación industrializada ni a la “industrialización” de las materias primas alimenticias que consideramos «vírgenes a los aditivos». Debido a que, debemos tener en cuenta la calidad del aire, el agua y el entorno en que vivimos. Pero no cabe duda que un porcentaje muy alto pasa por la gran ingesta de productos que no deberían estar ingresando en nuestro organismo de forma normal.