En el mundo del deporte, existen casos de muertes que han causado gran conmoción entre los que han tenido que presenciarlas. Se trata de la muerte súbita. Estos casos son más comunes entre deportistas de alto rendimiento, personas adultas e incluso, en jóvenes. Lo más doloroso es ver como, de forma repentina, durante la práctica de un deporte, cualquier deporte, un joven cae al piso y muere sin ningún motivo aparente. La muerte súbita en deportistas, aunque de poca incidencia, es un hecho que ha puesto en alerta al personal de salud de muchos centros de cardiología y a la comunidad en general al rededor del mundo.
Haciendo un poco de recopilación bibliográfica; tal vez el primer caso documentado de muerte súbita en deportistas fue el de un soldado griego, que cayó muerto luego de correr desde la ciudad de Maratona a Atenas; razón por la cual la carrera de 42 kilómetros (distancia que corrió el soldado) se conoce como maratón. Esto deja en evidencia la incidencia que hay entre el practicar un trabajo físico extenuante con la posibilidad de morir de forma repentina.
¿Qué se conoce como muerte súbita?
Para disipar un poco las dudas, se habla de muerte súbita cuando una persona, que puede verse aparentemente sana y en buen estado de salud, muere a causa de un paro cardíaco.
En cardiología, se entiende por paro cardíaco cuando el corazón, por alguna u otra razón, deja de latir, con lo que se detiene inevitablemente el flujo de sangre. Esto hace que la presión arterial desaparezca y la sangre deje de llegar a todo el cuerpo, afectándose el aporte de oxígeno a los diversos tejidos. Lo más preocupante es que si el cerebro deja de recibir oxígeno en un tiempo tan corto como 30 segundos, pierde la conciencia, con lo que la persona se desvanece y no es capaz de responder a ninguna clase de estímulo. Finalmente, se detiene la respiración, regulada por el sistema nervioso periférico. Luego, si esta condición se prolonga por más de cuatro minutos, entonces ocurre la muerte cerebral.
Las estadísticas nos muestran que, si bien no en todos los casos, las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) resultan bastante efectivas cuando quien socorre a la víctima presencia el accidente caridovascular y es capaz de actuar de la manera más inmediata posible. Tras la puesta en práctica de estas maniobras, la persona que sufrió el paro cardíaco tiene posibilidades de recuperarse, o de al menos mantener la oxigenación de los tejidos hasta que pueda ser trasladada a un centro de salud médica, en donde se disponga de los recursos necesarios para ejecutar un tratamiento efectivo, capaz de contrarrestar los efectos de los ataques cardíacos.
Si la persona no es debidamente atendida, permanecerá sin signos vitales e irremediablemente fallecerá a los pocos minutos. Esta es la principal razón por la cual muchas de las muertes que han ocurrido a causa de esta enfermedad, independientemente de que se trate de personas jóvenes o adultas, no se hayan podido evitar. Queda de manifiesto entonces que en estos casos lo más apremiante es la eficacia con la que se presten los primeros auxilios y, sobre todo, las técnicas de reanimación. Los signos más notorios para saber que la persona está muriendo se reconocen por la ausencia de pulso y respiración. Estos síntomas son acompañados por un cambio de coloración en la piel y labios, que se tornan pálidos, azulados o morados; señal clara de la falta de oxígeno a los tejidos.
Causas de muerte súbita en deportistas
La muerte súbita, durante la realización de un deporte, se relaciona con dos causas principales: malformaciones cardíacas o enfermedad ateroesclerótica, causas que están bien delimitadas por la edad.
En atletas menores de 35 años. Los datos que se tienen sobre los atletas y deportistas en general, que fallecen durante algún tipo de práctica deportiva teniendo menos de 35 años, indican que estos suelen ser sujetos afectados por alguna clase de enfermedad relacioanda con una anomalía en la estructura o en el funcionamiento de su sistema circulatorio. En la mayoría de estos casos, los pacientes no son conscientes de sus afecciones hasta que ya es muy tarde. Otros datos recopilados sugieren que los principales riesgos, responsables de muerte súbita en menores de 35 años, son la presencia de trastornos en el grosor de las paredes del órgano circulatorio (principalmente una condición médica o síndrome, conocido como miocardiopatía hipertrófica), y la anomalía en la estructura y el diámetro de las arterias coronarias junto con la presencia de focos de arritmias cardíacas.
En atletas mayores de 35 años. En el caso de la muerte súbita en deportistas mayores a 35 años, la principal afección que se observa es la aparición de placas de colesterol en las arterias, trastorno conocido como aterosclerosis. El mayor riesgo en estos casos está en que estas placas disminuyen el diámetro de las arterias y hacen que ante un aumento de la demanda de oxígeno, el volumen de sangre que puede llegar al músculo cardíaco sea insuficiente, ocurriendo así la muerte de una parte de este órgano. A esto es a lo que en cardiología comúnmente se le conoce como infarto.
¿La muerte súbita es exclusiva de los atletas profesionales?
El riesgo de morir súbitamente durante la realización de un deporte muy demandante asciende a 1 muerte por cada 100.000 atletas. Esto no es un problema exclusivo de los deportistas profesionales o de alto rendimiento. Las personas que realizan un deporte a menor intensidad, frecuentemente con fines de salud o meramente recreativo, también corren peligro. En la mayoría de los casos, el riesgo más grande depende de las condiciones del organismo y de su predisposición genética.
La incidencia de un paro cardíaco durante la actividad física puede afectar a cualquier persona que tenga alguna condición que actúe de forma negativa sobre el funcionamiento de su corazón. Muchas veces la muerte súbita en deportistas tiene más impacto en situaciones como el ejercicio intenso, ya que demandan una mayor actividad del músculo cardíaco, para satisfacer el requerimiento de oxígeno y nutrientes, principalmente en el área del cuerpo que está siendo sometida a la actividad física.
En la medida que el entrenamiento sea más intenso y extenuante, habrá un mayor riesgo de llevar al órgano al límite y sufrir estos eventos funestos. Aunque los jóvenes pueden correr menos riesgos, estos no están exentos de peligro.
¿Cómo prevenir la muerte súbita en el deporte?
La mejor manera de prevenir la muerte súbita en deportistas es mediante la evaluación médica previa al inicio de un plan de entrenamiento deportivo. Lo más recomendable es que este plan sea llevado a cabo por un médico cardiólogo. Para poder estar seguros de que no se deja nada por fuera, dichas evaluaciones suelen tomar en cuenta aspectos tales como; el examen físico, un electrocardiograma y la prueba de esfuerzo. Según las recomendaciones de la Asociación Americana para el Corazón, organización de gran reconocimiento en el mundo de la cardiología, este estudio debe practicarse principalmente en aquellas personas que entrenan y que tienen algunas condiciones o antecedentes que pudieran indicar la presencia de un problema cardiovascular. Para ello, los principales puntos a tomar en cuenta son:
- Historial familiar de muerte súbita o enfermedades cardíacas en algún familiar directo menor de 50 años.
- Historial personal de soplos, hipertensión arterial, desvanecimiento, fatiga o dolor en el pecho durante la actividad física.
Examen físico:
Es imprescindible para determinar alteraciones de la presión arterial, trastornos del ritmo cardíaco, y la presencia de condiciones que dificulten el paso de la sangre a través del sistema circulatorio. O que alteren la dirección de su flujo; lo que es comúnmente conocido como soplos.
Electrocardiograma:
Es un estudio de gran utilidad en la cardiología. Este es sencillo, no invasivo y rápido, permitiendo identificar la presencia de arritmias y cambios en el grosor de las paredes del corazón.
Prueba de esfuerzo:
Es un test que permite evaluar los cambios en la función cardíaca durante el ejercicio, así como la capacidad funcional del individuo.
En el caso particular de que estas pruebas muestren alguna anomalía, se procede a efectuar estudios complementarios como la radiografía de tórax y un ecocardiograma; para obtener más información y poder identificar el problema existente.
Esto permite dar un pronóstico, es decir, definir las recomendaciones para reducir la incidencia de episodios de muerte súbita durante la práctica de algún deporte. Aunque parezcan sencillos y rutinarios, estos estudios pueden ser la clave para ayudar a prevenir la muerte súbita en individuos que presentan alguna alteración capaz de provocar este fatídico evento.
Normalmente los atletas profesionales son sometidos a dichas evaluaciones de forma periódica, a lo largo de sus carreras. Sin embargo, los deportistas que no tienen un nivel profesional tan alto, o que buscan un objetivo mas que nada recreativo o con la intensión de mejorar su salud, bajar de peso y mejorar el aspecto estético de su cuerpo, deben recurrir a estas evaluaciones por cuenta propia.