Descubre qué ocurre en tu cuerpo cuando dejas de entrenar: desde la pérdida de adaptaciones fisiológicas hasta cambios en el metabolismo y en los niveles de colesterol. Entérate de cómo afecta a tu rendimiento deportivo y cómo el cuerpo se recupera después de un tiempo sin entrenamiento. ¡No dejes que todo tu esfuerzo se esfume en semanas!
¿Cuánto se pierde al dejar de entrenar? Esta es una pregunta que muchos deportistas y personas que llevan un estilo de vida activo se hacen cuando por alguna razón tienen que interrumpir su rutina de ejercicio. Y es que, efectivamente, dejar de entrenar tiene consecuencias en nuestro cuerpo que van más allá de la simple pérdida de forma física. A continuación, exploraremos detalladamente los aspectos más relevantes de este tema.
Adaptaciones fisiológicas perdidas
Cuando dejamos de entrenar, las adaptaciones fisiológicas que habíamos logrado previamente comienzan a perderse rápidamente. Nuestro cuerpo ya no está sometido al estímulo del ejercicio, por lo que las mejoras en fuerza, resistencia y capacidad cardiorrespiratoria comienzan a desvanecerse.
Efectos en el sistema cardiorrespiratorio
A nivel cardiorrespiratorio, dejar de entrenar tiene diversas consecuencias. Por un lado, se produce una disminución del volumen plasmático, lo que resulta en un aumento de la frecuencia cardíaca y una reducción del volumen sistólico y del gasto cardíaco. Esto implica que nuestro corazón trabaja más para realizar la misma cantidad de trabajo.
Además, se observa una disminución del consumo máximo de oxígeno (VO2Max), lo cual afecta directamente al rendimiento en deportistas de resistencia. Nuestro organismo no es capaz de utilizar el oxígeno de manera eficiente, lo que limita nuestra capacidad de resistencia.
Cambios metabólicos
A nivel metabólico, dejar de entrenar también tiene consecuencias. Se incrementa el cociente respiratorio, lo que provoca un mayor consumo de carbohidratos en detrimento de las grasas durante el ejercicio. Esto significa que nuestro cuerpo utiliza menos grasa como fuente de energía, lo que puede afectar a nuestro peso y composición corporal.
Además, se reduce la captación de la insulina y se produce un desequilibrio en los niveles de colesterol, aumentando el LDL (colesterol malo) y disminuyendo el HDL (colesterol bueno). Estos cambios pueden tener repercusiones en nuestra salud cardiovascular a largo plazo.
Acumulación de lactato y glucógeno reducido
La concentración de lactato en sangre aumenta a intensidades submáximas cuando dejamos de entrenar, lo que genera una mayor acidosis post-ejercicio. Esto puede resultar en sensaciones de fatiga y malestar durante el ejercicio.
Además, el glucógeno muscular se reduce rápidamente al dejar de entrenar, lo que afecta a la capacidad oxidativa del músculo. Nuestro cuerpo tiene menos energía almacenada, lo que puede limitar nuestra capacidad de realizar esfuerzos intensos y prolongados.
Alteraciones musculares
A nivel muscular, dejar de entrenar también tiene consecuencias. Se observa una disminución de la densidad capilar y una alteración en la actividad enzimática, lo que reduce la capacidad oxidativa y aumenta la acumulación de grasa en el músculo. Esto puede afectar a nuestra composición corporal y rendimiento deportivo.
Además, se produce un cambio en el tipo de fibras musculares. En deportistas de resistencia, se produce una disminución de las fibras tipo IIA, que son las encargadas de la resistencia, y un aumento de las fibras oxidativas, que son más propias de deportistas de velocidad o fuerza. Esto puede afectar directamente a nuestro rendimiento en el deporte que practicamos.
Pérdida de fuerza
La fuerza general se retiene durante aproximadamente 4 semanas al dejar de entrenar, pero la fuerza específica del deporte puede verse afectada antes. Esto significa que aunque mantengamos cierto nivel de fuerza, no estaremos tan preparados para realizar movimientos específicos de nuestro deporte.
Tiempo en el que se notan los cambios
A nivel metabólico, los cambios se pueden notar a partir de la primera semana después de dejar de entrenar. A nivel muscular, se aprecian cambios más significativos a las 2-3 semanas. En aproximadamente 8 semanas, habremos perdido prácticamente todo lo que habíamos ganado, aunque es importante tener en cuenta que el cuerpo tiene memoria y no será lo mismo que empezar de cero.
Dejar de entrenar tiene consecuencias en nuestro cuerpo que van más allá de la simple pérdida de forma física. A nivel cardiorrespiratorio, se produce una disminución del volumen plasmático, un aumento de la frecuencia cardíaca y una reducción del consumo máximo de oxígeno. A nivel metabólico, se incrementa el consumo de carbohidratos en detrimento de las grasas y se produce un desequilibrio en los niveles de colesterol. Además, se acumula más lactato y se reduce el glucógeno muscular. A nivel muscular, se observa una disminución de la densidad capilar y una alteración en la actividad enzimática. También se produce un cambio en el tipo de fibras musculares. Finalmente, la fuerza general se retiene durante aproximadamente 4 semanas, pero la fuerza específica del deporte puede verse afectada antes. En aproximadamente 8 semanas, habremos perdido prácticamente todo lo que habíamos ganado. Por tanto, es importante mantener una rutina de ejercicio constante para evitar estas pérdidas y disfrutar de los beneficios que el entrenamiento nos brinda.