Anteriormente os estuvimos hablando de la dieta del tipo de sanguíneo y de la dieta del genotipo. pero ¿Cuál es la más adecuada para mí?
El Dr. D’Adamo ha creado un sencillo cuestionario para ayudar a determinar la mejor opción para ti. En el cuestionario hay dieciséis preguntas de «sí o no» simplemente responde las preguntas y haz clic en el botón correspondiente y el cuestionario hará los cálculos y te dará la respuesta.
Si ya sigues la dieta del tipo sanguíneo y has tomado la decisión de hacer el cambio de la dieta del tipo de sangre a la dieta del genotipo he aquí algunos consejos para ayudarte a empezar.
Durante los tres primeros meses, trata de elegir exclusivamente alimentos permitidos. Este período de tres meses es crucial para desintoxicar tu cuerpo y volver a ajustar tus genes.
Después de los primeros tres meses, se puede empezar a introducir el resto de alimentos de forma ocasional.
Los alimentos no deben ser considerados buenos o malos, pero hay alimentos que aunque contengan nutrientes buenos para ti, no van a ayudarte a restaurar tu equilibrio genético y la salud de tus células.
Con esta dieta, si se hace bien, puedes conseguir beneficios adicionales, ya que a parte de los numerosos testimonios de pérdida de peso, también se dan numerosos casos de personas que han superado sus alergias alimenticias.
Puedes ver el test para escoger entre la dieta del tipo sanguíneo y la dieta del genotipo aquí, pero como está en ingles os dejamos las preguntas traducidas para facilitaros las cosas.
Test para escoger entre dieta de tipo sanguíneo y dieta del genotipo
- ¿Estás intentado bajar de peso?
- ¿Tiene alergias alimentarias?
- ¿Tienes un trastorno en la sangre?
- ¿Hay antecedentes de diabetes en tu familia?
- ¿Hay antecedentes de a demencia (enfermedad de Alzhéimer) en tu familia?
- ¿Ha habido casos de cáncer en tu familia?
- ¿Ha habido casos la hipertensión en su familia?
- ¿Tienes artritis?
- ¿Tienes sensación de hambre a menudo?
- ¿Te parece estar de envejecimiento más rápido que tus amigos de tu misma edad?
- ¿Tienes problemas de la piel (psoriasis, eczema)?
- ¿Tienes intestino irritable?
- ¿Tienes problemas de tiroides?
- ¿Tiene sensibilidad química o ambiental?
- ¿Tiene dolores de cabeza frecuentes?