Lo que comemos, es esencial para mantener el desarrollo de nuestro cuerpo. Además de cubrir una necesidad biológica y satisfacer el hambre, nos brinda los nutrientes que necesita el organismo para estar fuerte y saludable. Existen grupos principales de alimentos, de acuerdo a los beneficios que aportan al organismo: alimentos energéticos, constructores y reguladores. En nuestro artículo de hoy hablaremos sobre los alimentos constructores.
¿Qué son los alimentos constructores?
Los alimentos constructores o formadores, como su nombre lo indica, son como los ladrillos de una casa, pero en nuestro cuerpo. Ayudan a la formación y reparación de los tejidos, tales como: tejido epitelial, tejido conjuntivo o conectivo (el cual incluye adiposo, óseo, sangre y cartílago) tejido muscular y tejido nervioso. También sirven para la producción de anticuerpos, hormonas y enzimas, así como para la formación de el pelo, las uñas y las fibras de los músculos. Además, evitan la fatiga (tanto muscular como mental) y la anemia.
Este tipo de alimentos tienen gran concentración de proteínas y su origen puede ser animal y vegetal. Es necesario ingerir alimentos constructores diariamente, en un 15%, debido a que el organismo no es capaz de retener las proteínas que nos brindan. Tienen la cualidad de demorar el cansancio muscular y mental, siendo imprescindibles para el desarrollo de las habilidades y la adquisición de conocimiento.
Hay que destacar, que para la correcta construcción y reparación de los tejidos del organismo, además de comer alimentos constructores, también es importante el consumo de minerales y vitaminas, que provienen de las frutas y los vegetales.
Alimentos constructores en los niños:
Si para cualquier ser humano son de suma importancia, para los niños son esenciales. El organismo de los pequeños necesita crecer y desarrollar las células, para lo cual requiere de alimentos constructores. Cumplen funciones vitales para la formación de órganos y tejidos que apenas se están creando.
Tipos de alimentos constructores
Como ya lo comentamos anteriormente, dependen se su origen:
Alimentos Constructores de origen animal:
Son los más difíciles de digerir y es posible que tengan químicos que se suministran al animal durante su crecimiento (antibióticos u hormonas).
Alimentos Constructores de origen vegetal:
En contraposición con los de origen animal, son de fácil digestión, pero tienen menor cantidad de proteínas.
Ejemplos de alimentos constructores
A continuación detallamos una lista de alimentos constructores de origen animal:
- Leche y sus derivados, como el queso y el yogurt, que contienen a su vez calcio, grasas y vitaminas A y del complejo B. No se recomienda la crema de leche y la mantequilla, por su alto contenido grasoso.
- Carnes rojas, como la carne de res, que también son ricas en hierro, fósforo y vitaminas del grupo B.
- Carnes blancas, como el pollo y el pavo.
- Vísceras, como hígado y riñones, con grandes cantidades de hierro.
- Pescados y mariscos.
- Huevos, que contienen múltiples minerales y vitaminas. Se puede consumir de gallina o de codorniz.
Alimentos constructores de origen vegetal:
- Granos o leguminosas, como las lentejas, frijoles, arvejas, habas, garbanzos y soja.
- Frutos secos, que suministran fibra, vitaminas, minerales y grasas libres de colesterol. Encontramos el maní, las nueces y las avellanas.
Lo más recomendable es consumir los alimentos constructores en la mañana, ya que te permitirá cumplir con tus actividades. Son ideales luego del entrenamiento, para la reparación de los músculos trabajados.
En resumen, comer alimentos constructores le da a nuestro organismo lo necesario para tener las bases que le permitirán regenerar los tejidos indispensables para su adecuado desarrollo. Hay que combinar este tipo de alimentos con los alimentos reguladores y alimentos energéticos, para que nuestro cuerpo tenga todos los nutrientes para estar totalmente saludable.